Cuando te ofrecen un producto financiero siempre vas a ver dos siglas: TIN y TAE. Se trata, por explicarlo de manera sencilla, de lo que tendrás que pagar por contratar ese producto. En el caso de depósitos será la rentabilidad que puedas ganar.
Pero, ¿por qué dos índices? Vamos a explicarte las diferencias entre TIN y TAE y cuál tener más en cuenta a la hora de valorar y comparar productos financieros, como por ejemplo una hipoteca o una tarjeta revolving de crédito.
El TIN se refiere al Tipo de Interés Nominal. Los bancos utilizan este índice en contratos de depósitos, imposiciones, préstamos, créditos e hipotecas. Y consiste en los intereses que pagas (o recibes) por los mismos. Es decir, es el porcentaje fijo que pactas con la entidad bancaria como pago por el dinero prestado.
Pero cuando suscribes un producto bancario, no sólo pagas por los intereses que se queda el banco. Además, hay una serie de gastos que el TIN no refleja.
La TAE es la Tasa Anual Equivalente. La introdujo el Banco de España para fijar una forma que permitiera comparar el coste de los productos bancarios armonizados. Se calcula con una fórmula que tiene en cuenta, además del interés nominal, la frecuencia de los pagos, los gastos de la operación y las comisiones bancarias por amortización o cancelación del producto.
La TAE siempre será más alta, porque incluye otros concepto que el TIN no tiene en cuenta.
La TAE se configura como el mejor indicador para saber cuánto te va a costar un producto bancario, ya que tiene en cuenta factores más allá del interés nominal.
Por eso, si estás pensando suscribir alguno de estos productos y quieres hacer una comparativa entre distintos bancos, lo mejor es que te fijes en la TAE. Aunque en esa comparativa hay algunos que tengan un TIN más bajo, luego con los gastos puede salirte más caro.
En productos bancarios controvertidos, como las tarjetas revolving, el banco te debe ofrecer la TAE que vas a pagar por los intereses de esa tarjeta de crédito.
Las hipotecas no se libran de la polémica entre dichos indicadores. Como sabes, los bancos estuvieron repercutiendo al consumidor una serie de gastos de formalización en los préstamos con garantía hipotecaria. Los tribunales han sentenciado que no se deben aplicar en exclusiva a quién contrata una hipoteca. Por tanto, si firmaste una hipoteca en la que el banco te obligó a pagar todos los gastos de formalización, puedes reclamar.
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